La crónica negra en televisión, a examen

La información de sucesos ocupa buena parte de los magacines televisivos de la mañana, se nutre principalmente de las fuentes no oficiales, trata temas extraídos de la prensa local y no propios, abusa de imágenes de archivo o extraídas de redes sociales y de términos como «exclusiva» y repite siempre el mismo esquema, con conexiones en directo con un reportero en el lugar de los hechos y el posterior paso a una tertulia o análisis, en las que no siempre hay especialistas en la materia y a veces sólo se aportan conjeturas. Estas son las principales conclusiones de un estudio elaborado por la periodista y doctora en Comunicación Rosa Rodríguez Cárcela, que ha publicado la revista Ámbitos, de la Universidad de Sevilla.

 

La investigadora ha analizado los tres principales programas de televisión que se emiten por la mañana, La Mañana de TVE, El programa de Ana Rosa en Telecinco y Espejo Público en Antena 3, durante varios días de octubre del año 2018. De un total de 111 contenidos estudiados, 26 eran noticias de sucesos y 17 de tribunales, lo que supone un 39% del total de los tres programas. De todos, la Mañana es el que ofrece más noticias de sucesos, llegando hasta un 59% del total de sus contenidos, a pesar de tratarse del espacio de menos duración de los tres.

 

En los tres programas prevalecen las fuentes no oficiales (61,11 %) frente a las oficiales (16,66%). En cuanto a las fuentes indeterminadas (no constan/no se citan o se atribuyen de forma indefinida, bajo la expresión «según fuentes de la investigación…» o «según fuentes del caso…», que suelen proceder del ámbito policial) tienen una representatividad del 14,44 %.

 

El estudio apunta que las fuentes no oficiales más utilizadas son los vecinales, los testigos, los amigos o allegados y las propias víctimas, seguidas por las provenientes de otros medios de comunicación. «Se observa que estos programas se informan a través de la prensa local, que es la que hace un tratamiento más amplio y periodístico de los sucesos», añade la autora. Las fuentes oficiales proceden mayoritariamente de la Policía Nacional o Guardia Civil y en menor medida son judiciales o de organismos institucionales.

 

La autoría distingue entre las noticias que cubren los reporteros en el lugar de los hechos, que cuentan con fuentes directas (declaraciones de víctimas, testigos y vecinos) y se complementan con imágenes en directo, y las informaciones que se hacen desde el plató mediante entrevistas en directo o telefónicas. «Si se trata de crímenes, se acude a testigos, familiares, amigos o compañeros de los asesinados e incluso a los presuntos autores del delito».

 

Estas informaciones son posteriormente valoradas e interpretadas en las tertulias. Algunos tertulianos son también una fuente informativa, al aportar novedades en los casos que se debaten, sobre todo las aportaciones de los periodistas de sucesos y de expertos policiales y criminólogos que suelen facilitar datos que han recabado de sus contactos. «El resto de los integrantes de las tertulias (periodistas generalistas, psicólogos o abogados) se limitan a dar sus opiniones, conjeturas o suposiciones, de carácter personal y genérico, sin entrar en el fondo de la cuestión».

 

El esquema suele ser similar en los tres programas. Se anuncian noticias de portada y se conecta con los reporteros desplazados al lugar de los hechos. Posteriormente, se vuelve a conectar con ellos para que cuenten los detalles. De fondo se emite «una música ambiental dinámica, de suspense, acompañando a los enunciados». Este recurso de la música instrumental «a veces tiende a favorecer el sensacionalismo de la información que se está emitiendo, algo más evidente en las cadenas privadas, al provocar en el televidente una mayor sensibilidad y afectación tras un hilo musical de tragedia y alarma». Es, según Rodríguez Cárcela, una «técnica cinematográfica aplicada en la televisión para manipular las emociones de los espectadores».

 

Los tres magacines dedican más tiempo a la interpretación y valoración de unos hechos durante la tertulia posterior que a la noticia en sí. Para la investigadora, el programa de TVE es el que muestra una distribución más equilibrada entre información y opinión, mientras que el de Telecinco es que más sensacionalista. En los días analizados durante este estudio, el Programa de Ana Rosa habló de dos casos que no eran noticias en sí y que vendió como exclusivas «de corte amarillista». Uno era el de la Viuda Negra de Alicante y otro el del parricida del acantilado.

 

Mientras tanto, Espejo Público trató de sucesos distintos al de su competencia, recuperando un crimen acontecido el año anterior y que aún no había sido resuelto, una última hora sobre un blanqueo de capitales y el traslado de las condenadas por el asesinato de Isabel Carrasco en León. «Las informaciones propias de TVE se enfocan como de servicio público, a diferencia de los programas de los canales privados, que tienen la tendencia a publicitar algunos de sus contenidos diferenciados como exclusivas, que en ocasiones no son tales».

 

En televisión las imágenes son fundamentales. Así, se muestran los rostros de las víctimas y de los autores y sobre todo el escenario de los hechos y su entorno más próximo. «Tienen gran relevancia, dan a conocer la ubicación dónde se ha cometido el delito o enseñan las vistas exteriores y los alrededores junto a policías, vecinos, cámaras de televisión y fotógrafos. Sirven para documentar gráficamente las primeras noticias que se difunden después de estos sucesos. Cuando no hay imágenes en directo, se ofrecen de archivo, fotomontajes o fotografías y vídeos extraídos de redes sociales». Para la autora del estudio, el recurso de los montajes fotográficos «puede degenerar en el sensacionalismo y amarillismo, porque no aportan información relevante, sólo sirven como pantalla del espectáculo, como circo mediático».

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